Causas de la barriga cervecera
A partir de los treinta es cuando la «barriga cervecera» resulta habitual ya que en esta etapa empiezan los primeros signos de envejecimiento. La grasa localizada tiende a incrementarse y los músculos empiezan a deteriorarse, ni hombres ni mujeres se salvan de experimentar estos cambios. En palabras del cirujano José María Galán, la única diferencia entre ambos sexos son las zonas donde se acumulan la grasa, en las mujeres, se centra alrededor del ombligo y en la cadera, en los hombres, la grasa se reparte por todo el abdomen y sus lados, son las conocidas “lorzas”.
La grasa que no se ve
Durante el embarazo y posteriormente, el parto, es frecuente en las mujeres que se lugar una acumulación de grasa abdominal como señala el doctor José María Galán, sino también la pérdida de la tensión y elasticidad de la dermis, que acaba por romperse, de ahí que aparezcan las conocidas estrías.
La grasa que podemos ver de un vistazo en el vientre no es la única que hay, existe la grasa interna que determina la “barriga cervecera”. “Lo más evidente es la grasa externa (extraabdominal) —explica el cirujano—, pero hay otra capa de grasa que también puede crecer (intraabdominal) y que envuelve todo el paquete intestinal. Cuando esta última capa aumenta, tiende a sobresalir hacia delante la pared muscular y a la vez, proyecta la piel y la grasa externa”, afirma el doctor Galán.
La causa por la que tenemos la llamada “barriga cervecera” se puede achacar a las células almacenadoras de grasa, llamadas adipocitos, que aumentan tanto en número como tamaño hasta la pubertad. Al terminar la etapa de crecimiento, los adipocitos ya no se incrementan ni se reducen en número durante el resto de la vida, aunque pueden aumentar el tamaño o decrecer. Por esa razón, es fundamental que durante la infancia, los niños no tengan sobrepeso ya que si esto pasa, las células almacenadoras de grasa crecen en número y tamaño, esta cantidad que se mantendrá a lo largo de la vida, como detalladamente, afirma el doctor José María Galán.
Prevención y reducción de grasa
Hay que eliminar las grasas saturadas que provienen de animales, excepto las que se encuentran en pescados y mariscos, no abusar de los hidratos de carbono que se encuentran en la comida precocinada. Lo recomendado es tener una dieta equilibrada y sana: rica en fibra, frutas, verduras, ácidos grasos insaturados, apoyada en la práctica de ejercicio físico moderado, realizado de manera regular y tan necesario como un descanso adecuado para combatir la grasa localizada.