¿Quieres guardar tus mejores vinos en casa y que no se echen a perder?
¿Qué debemos hacer para que nuestro vino en casa aguante bien?
1.Mantener siempre las botellas en disposición horizontal para que el vino esté en permanente contacto con el corcho, manteniéndolo humedecido y mejorando su estanqueidad. Esto no aplica a los vinos espumosos, en los que el contacto continuado del vino con el corcho puede terminar deteriorando el corcho y sacrificando la calidad del carbónico.
2.Buscar un lugar que goce de temperatura relativamente estable. Los cambios bruscos de temperatura pueden producir variaciones en el diámetro del cuello de la botella, debido a la contracción o dilatación del vidrio, así como variaciones en el volumen del vino que terminen provocando pérdidas de líquido a través del corcho. Esto no implica directamente que el vino se estropee, pero puede ser el principio de una oxigenación prematura.
Además, la temperatura de conservación debe ser baja y la humedad relativamente alta. Lo ideal es que mantengamos la temperatura ambiente entre 6 y 18ºC aproximadamente y sin grandes cambios. La humedad, por su parte, debe oscilar entre el 60 y 80%. Estas condiciones se suelen dan de forma natural en estancias subterráneas, como sótanos o (naturalmente) bodegas, pero siempre es posible favorecerlas haciendo uso de ventilación o climatización.
3. Evitar:
– Zonas de calor, como cocinas o espacios junto a radiadores, porque el calor no estropea el vino, pero acorta su vida útil.
– Las vibraciones, ruidos de cierta intensidad y olores fuertes son enemigos del vino. Es por ello que la cocina suele ser un mal sitio para mantener nuestras botellas, ya que además de soportar altas temperaturas o humos, suele haber vibraciones provocadas por extractores y otros aparatos.
– Exponer las botellas a la luz directa, ya sea solar o artificial. Debemos proteger al vino de los rayos UV es la razón principal por la que la mayoría de bodegas utilizan botellas de vidrio oscurecido.
¿Debemos guardar todos los vinos?
Cada vino, sea joven, crianza, reserva o gran reserva, es un tesoro pero no todos envejecen por igual ni, evidentemente, todos mejoran con el tiempo. Por eso, guardar un tempranillo joven de 2018 para consumirlo en 2027 quizá no sea la mejor opción. Eso no quiere decir que los vinos añejos, como los gran reserva, no sean magníficos consumidos en el momento que los compremos pero sí perderemos la ocasión de dejarle crecer en la botella.
«Cuando en la etiqueta se hace mención a si es Gran Reserva, Reserva o Crianza nos está dando una pista, ya que es un vino que ha estado en contacto con madera y ese proceso de crianza alarga su vida, son vinos potencialmente aptos para envejecer.
Por otro lado, el vino joven tiene una vocación más de consumo inmediato, su vida útil es de uno o dos años. Luego van perdiendo». Explica Jaime Bermúdez, director técnico de Vinoselección .
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Fuente: Bodeboca Magazine