El ayuno intermitente beneficia la salud y prolonga la vida
La clave de la eficacia de esta dieta es el llamado cambio metabólico. Cuando ayunamos, en vez de glucosa nuestro cuerpo acude a otra fuente de energía: la grasa. Más adelante ésta se transforma en compuestos catalogados cetonas, que son eliminados con mayor eficacia que el “combustible” en forma de azúcar.
Las formas de ayuno intermitente
El ayuno intermitente tiene primordialmente unos cuantos variantes: consumir alimentos todos los días en una ventana de entre 6 y 8 horas, para después contenerse de comer por 16-18 horas; o hacer la dieta 5:2, que radica en ayunar dos días por semana, consumiendo a lo largo de éstos solo 500 calorías.
El doctor Mattson, quien lleva más de 20 años estudiando los efectos del ayuno intermitente, explica que la sensación de hambre y la irritabilidad, aunque son recurrentes en la etapa inicial, “generalmente pasan luego de dos semanas a un mes mientras el cuerpo y el cerebro se acostumbran al nuevo hábito”.
El neurocientífico apunta que diferentes investigaciones demostraron que una dieta como esta, además de batallar contra la obesidad, conlleva beneficios para la salud cardiovascular, el rendimiento físico y los síntomas de la diabetes, así como para la recuperación de tejidos. Otro estudio demostró que también puede mejorar el rendimiento cognitivo.
Mattson admite que los investigadores no entienden completamente los mecanismos específicos del cambio metabólico” y que “algunas personas no pueden o no quieren adherirse a los regímenes de ayuno”. Pero argumenta que con orientación y paciencia, la mayor parte de la personas tienen la posibilidad de incorporarlo a sus vidas.